Una uva no hace racimo. El racimo no
hace viña. La viña no hace viñedo. Entonces, ¿acaso una sola uva
puede convertirse en vino?
Si eres uva, súmate al racimo, súmate
al viñedo. Convierte la sal de la tierra en simiente y las nubes del
cielo lloverán para todos y calmarán la sed.
Construye, no destruyas, no vayas en
contra si puedes ir a favor. Tu energía puede ponerse al servicio de
propósitos que trasciendan a tu propio interés, para así regresar al polvo
convencido de que tu vida no ha discurrido en vano.
Más allá de tí, la simiente se
convertirá en uva, la uva en racimo, el racimo en viña y la viña
en viñedo.
Existen leyes tácitas, no impresas en
papel pero inherentes al ser humano. Inteligencia y energía creativa son virtudes que todo ser humano puede poner en práctica
con un objetivo compartido: el bien común.
¿A quién puede molestar la existencia
de un proyecto como Equotrío?
Quizá solo a aquellos cuyas palabras
y acciones están vacías de contenido. No basta con decir “soy”
hay que “ser” cada instante de nuestra vida sin demostrar a nadie "lo que se es".
¿Quién puede atreverse a negar el pan
al agricultor que cultiva los frutos de nuestro sustento a pulso y en
conciencia?
¿Es que acaso éstos han de comer piedras mientras el
resto comemos manjares?
¿Eres uva o eres racimo? ¿Eres viña
o viñedo? ¿Eres nube, lluvia, tierra?
Todo suma, no restes, porque ninguna de
tus palabras y actos son en vano.
Súmate a la ecuación Equotrío:
AGRICULTORES Y CONSUMIDORES unidos por el bien común.